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Zen del Sur, el reto del segundo espectáculo

Con motivo del estreno de ¡Wake App! de la compañía granadina Zen del Sur, el próximo 10 de diciembre en Alfacar dentro del Festival CAU, entrevistamos a Carlos López, su director artístico. Se trata del segundo montaje de la compañía tras su exitoso Heian, por lo que se ha generado una enorme curiosidad en torno al devenir de esta importante compañía andaluza. En gran medida un segundo espectáculo es lo que consolida definitivamente a una compañía como tal, es un salto al vacío y una enorme responsabilidad. Continuar con el mismo lenguaje pero sin repetirse, cumplir las expectativas generadas en el primer montaje, sostener la estructura empresarial al mismo tiempo, manejar la “marca” de la compañía… son algunos de los retos de cualquier compañía escénica, que en el caso del circo se añaden a la dificultad de integrar la técnica, sobre todo cuando, como en este caso, se incorporan técnicas circenses nuevas. En ¡Wake App!, además, ya no está Antonio Vargas, fundador de la compañía, y se incorporan nuevos artistas como «Marikilla» Muñoz. Muchos ingredientes que sitúan a este espectáculo como uno de los grandes estrenos de la temporada.

¿De qué va ¡Wake App!?

Es una obra que propone una reflexión sobre los cambios que se están produciendo en los hábitos de vida, relaciones y comunicación interpersonal de la sociedad actual, como consecuencia de los avances tecnológicos. Este argumento será representado por cuatro artistas en escena, con el apoyo de la iluminación y sonido, a través de nuestro lenguaje artístico, que siempre apuesta por una integración de la música en vivo y el movimiento expresivo, aunque en esta ocasión hemos incorporado nuevos elementos para dar a la obra un carácter más moderno, como la utilización de música electrónica, algunas proyecciones y la experimentación con el lenguaje teatral y nuevas disciplinas circenses.

¡Wake App! vislumbra un juego de palabras para el titulo de la obra que lanza una llamada de atención, «¡Despierta!». Un despertar de las distracciones, de la consciencia, de nuestros valores y la razón que nos caracteriza como seres humanos.

¿Cómo introducís las técnicas circenses dentro de esa dramaturgia?

Un factor importante es tener previamente en la mente una historia que quieras contar e ir construyendo un personaje que debe tener una identidad propia. Esa identidad se adquiere experimentando con la escenografía, atribuyéndole un significado, con las habilidades creativas del propio artista y la relación que establece con el resto de personajes. En el proceso de investigación intentamos proponer algunos juegos de improvisación que nos ayuden a activar la mente, generar secuencias de movimiento, extraer recursos e ideas para componer la historia, posteriormente se definen las escenas, las coreografías, la música, y finalmente se ensaya repetidas veces hasta tener un dominio de la técnica que permita, a su vez, interpretar y transmitir un mensaje al espectador.

¿Con qué equipo artístico habéis contado?

La dirección de la obra la hemos llevado a cabo Javier Parra y yo. De la dirección y composición musical se ha encargado Miguel Hiroshi, que fue uno de los primeros músicos que trabajó en la compañía. Almudena Oneto vuelve a estar a cargo de la iluminación y proyecciones. Oscar Vizcaíno al mando del campo sonoro. Rubén Llorach y María Prado realizan su labor principal como músicos, colaborando también sobre la composición musical y las coreografías. «Marikilla» Muñoz es nuestra nueva integrante y ejerce su función como actriz-malabarista-bailarina. Y finalmente yo, apoyando la composición musical, las coreografías, realizando mi especialidad como acrodancer y atreviéndome a una nueva disciplina, Rueda Cyr.

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¿Cómo ha sido el proceso?

Sinceramente, ha sido difícil. Hemos intentado introducir nuevos lenguajes expresivos, adaptarnos a los diferentes ritmos de trabajo de cada artista, desafiar nuestras capacidades creativas aprendiendo habilidades artísticas que no son de nuestra especialidad, así como afrontar algunos imprevistos que han surgido en esta recta final de producción.

Para este espectáculo hay cambios de elenco y de técnicas circenses. ¿Qué rasgos de Zen del Sur quedan en este montaje?

El elenco se mantiene igual, pero en esta ocasión sin la participación de Antonio Vargas, a quien sentimos como parte de la familia, que se encuentra en estos momentos desarrollando su proyecto artístico personal, y con la incorporación de «Marikilla» Muñoz.

De Zen del Sur queda la humildad y humanidad del equipo artístico, nuestro compromiso por emocionar y generar una reflexión sobre aspectos que consideramos relevantes, nuestro lenguaje expresivo otorgando una dimensión contemporánea al circo y valorando todas las disciplinas artísticas y recursos escenográficos que usamos de manera equitativa.

¿Y qué crees que es lo que más ha cambiado?

Quizás el nivel técnico de las disciplinas circenses, si lo comparamos con nuestro primer espectáculo Heian. Pero a decir verdad, esta obra tiene otros matices que lo harán especial y original.

Artísticamente cómo afecta cambiar de elenco en un espectáculo de circo.

Pues debes tener paciencia, no generar expectativas y confiar en los nuevos artistas para extraer de cada uno de ellos su esencia y sus mejores cualidades. Esto requiere tiempo. Siempre preocupa si el/la nueva integrante estará a la altura, etc., pero pienso que una nueva incorporación es una oportunidad para descubrir nuevas ideas y recursos que pueden aportar al espectáculo, aunque también considero importante tener buen ojo y encontrar algo especial en la persona que vayas a seleccionar.

Cuéntanos un poco la evolución de la compañía en cuanto a sus integrantes.

Desde qu14543895_1154333984613056_5873589236832651242_oe iniciamos este proyecto Antonio Vargas y yo, fueron incorporándose diferentes personas que aportaron a nuestra propuesta la visión futura que imaginábamos, la creación de un espectáculo innovador, vanguardista, multidisciplinar y detallista. Se incorporaron los músicos, primero Marta González y Miguel Hiroshi, que ayudaron a desarrollar el espectáculo y posteriormente iniciaron sus estudios superiores de música en Holanda, dando paso a la incorporación de María Prado y Rubén Llorach, que actualmente continúan como músicos en la Compañía. Paralelamente a ellos nos han acompañado Raúl Mainer y Almudena Oneto, realizando sus labores como técnicos y formando parte de la gestión. Al cabo de unos años recibimos a Julie Bergez, sustituyendo a Antonio Vargas en el espectáculo Heian. Y recientemente se han incorporado Oskar Vizcaíno como técnico de sonido y «Marikilla» Muñoz como actriz-malabarista.

¿Por qué es importante que se mantengan las compañías de circo?

Creo que, manteniéndonos, estamos defendiendo al Arte y dándole el valor que merece. De esta formas apoyamos al sector artístico y contribuimos a que el circo tenga más visualización, respeto y que la gente conozca la evolución que ha tenido esta profesión en nuestro país. Al hacer representaciones intentamos transmitir valores a las personas, ofrecemos una forma de ocio saludable y generamos emociones positivas y felicidad en las personas.

Para terminar, cuéntanos cómo ves la evolución del circo andaluz desde que empezasteis como compañía hasta ahora.

Muy positiva. La labor realizada por la ACA y las compañías de circo andaluzas ha conseguido que el circo tenga más visualización, se han generado nuevos festivales que ofrecen una programación alternativa, el nivel artístico ha ido creciendo y las instituciones nos están valorando más. Aunque todavía creo que se necesita más apoyo en este sector, sobre todo en el ámbito de la gestión.